Senin, 23 Januari 2017

“Patricia Brent, solterona” - : Herbert G. Jenkins



Ya sabéis que no me pierdo un título de la editorial de Época y el último no podía faltar: hoy os hablo de “Patricia Brent, solterona” de Herbert George Jenkins

Éstas son mis impresiones


Herbert G, Jenkins

Herbert G. Jenkins (1876-1923)

Escritor y editor inglés reconocido principalmente por sus novelas humorísticas, entre las que destacan «Patricia Brent, solterona» (1918) y«Bindle: Some Chapters in the Life of Joseph Bindle» (1916).

Otro personaje marcó también su trayectoria como autor: Malcolm Sage, un agente de la inteligencia británica durante la Primera Guerra Mundial que,
reconvertido en detective, desempeñará labores de investigación.

Jenkins demostró buena mano para escribir historias con sentido del humor, pero también para reconocerlas; no en vano fue el editor de P. G. Wodehouse, uno de los maestros de este género que nos ha dejado personajes inolvidables como Bertie Wooster y su particular mayordomo, Jeeves.



Datos técnicos

Título: “Patricia Brent, solterona”

Autor: Herbert G. Jenkins

Editorial: d’Época Colección Tesoros de Época

Publicado por primera vez en noviembre de 2016

Encuadernación: Tapa dura con sobrecubierta

ISBN: 978-84-943634-5-0

Páginas: 290

PVP: 24,90 Euros en papel

Ilustraciones originales: Iván Cuervo Berango

Traducción: Rosa Sahuquillo y Susanna González

Introducción: Ana Belén Alonso (Qué leería Jane Austen)




Argumento

Nos encontramos en Londres durante la Primera Guerra Mundial. La joven Patricia Brent trabaja como secretaria de un político y se aloja en Galvin House, una casa de huéspedes en la que reside junto a una diversidad de singulares inquilinos con los que comparte cena cada noche. Un buen día la joven escucha una conversación entre dos chismosas de la pensión, en la que «lamentan» que no tenga pretendientes. Sintiéndose humillada, en un momento de ira la joven anuncia que ha recibido una invitación de su prometido para cenar al día siguiente en un restaurante. Nada extraño, si no fuera porque no existe tal prometido, ni espera tenerlo en un futuro cercano.

Desternillante comedia de enredo que incita a la risa desde las primeras páginas con un humor genuinamente british, escrita por el editor de P. G. Wodehouse.

Pensando en la puesta en escena de su mentira, Patricia acude sola a la falsa cita en el restaurante. Sin embargo, se da cuenta de que se ha metido en un buen lío al comprobar que varios de los huéspedes la han seguido con el claro objetivo de espiarla.

Así da comienzo Patricia Brent, solterona (1918), una hilarante comedia de enredo que narra las complicaciones derivadas del irreflexivo acto de Patricia.



Impresiones

La historia transcurre en Londres durante la Primera Guerra Mundial. Pero no es una historia de guerra ni mucho menos, sino una divertida comedia de enredo

Patricia Brent es una joven de veintitrés años, soltera, huérfana, que sólo tiene en la vida una tía solterona. Vive en Galvin House, una casa de huéspedes donde los inquilinos son peor que una familia mal avenida: cotillas, no paran de meterse en la vida de los otros y, por supuesto, en la de la pobre Patricia a la que tachan de solterona por no estar casada “a su edad” ni tener siquiera pretendientes. Precisamente, una conversación de este tenor es mantenida por las dos mujeres más chismosas de la pensión y Patricia la oye así que decide darles una lección: entra en el salón y comunica que esa noche cenará con su prometido. Él ha vuelto a casa con un permiso –es militar- y quiere volver a verla. El anuncio ocasiona un auténtico revuelo entre los huéspedes; todos tienen algo que decir y que opinar. El problema es el típico de las mentiras: para mantenerlas hay que inventarse muchas más. Así que Patricia ha de vestirse esa noche, salir de la pensión, dirigirse al restaurante donde dijo que iba a cenar con su prometido… Pero, al llegar allí, ve que las dos chismosas también han ido a cenar así que, desesperada, se sienta a la mesa del único hombre solo que se encuentra allí cenando y le pide por favor que le ayude. El hombre resulta ser, precisamente, un militar que se encuentra de permiso y al que le hace mucha gracia Patricia. Y le sigue el juego.

"Patricia Brent, solterona” entra de lleno en el género de la comedia de enredo. Estamos ante una novela divertida que probablemente no nos hará reír a carcajadas pero sí que nos dibujará una sonrisa en la cara ante algunas de las situaciones que plantea. Una novela de lectura muy sencilla y fluida que, además, aporta su punto de crítica social y de descripción de una sociedad muy concreta

Estamos a principios del siglo XX. En Inglaterra rigen todavía unas costumbres sociales muy rígidas; respecto a cualquier ámbito en general y respecto a la situación de la mujer en particular. El destino de cualquier mujer es casarse y formar una familia: para eso se les forma y eso es lo que desea cualquier señorita de bien. Pero no es el caso de Patricia Brent. Patricia es joven, sólo tiene veintitrés años, físicamente agraciada, educada… No tendría ningún problema para encontrar un buen partido. Pero no le interesa. Trabaja como secretaria para un político emergente y vive sola, en una pensión de huéspedes. Aunque la situación con sus vecinos le agobia, no se queja de su vida, es feliz. Pero no le gusta que le critiquen y, al oír a dos de sus vecinas que le tienen pena, decide vengarse. Pero la situación se la va a complicar muchísimo y es que eso es lo que tienen las mentiras: que una mentirijilla de nada da lugar a un montón de mentiras más, cada vez más gordas.

Sin duda, el autor aprovecha la historia para realizar una ácida crítica de la sociedad de la época: una sociedad preocupada por las apariencias, por el qué dirán, por la necesidad de actuar cómo se cree que se debe actuar y no cómo realmente se quiere actuar, una sociedad hipócrita y cotilla y muy clasista. Y será Patricia, una joven con una mente aguda y sin pelos en la lengua, el instrumento que utilizará para mostrarnos esa sociedad. Lo hará bajo la forma de comedia de enredos pero también de comedia romántica porque, por mucho que Patricia se cierre al amor, el amor es como el agua: siempre encuentra un hueco por donde entrar.

Junto a Patricia, tenemos un elenco de personajes secundarios que no tienen desperdicio. Por ejemplo, la señora Wangle, que es la sobrina nieta de un obispo y eso hace que sea la huésped con mayor status social de la pensión y quien, por ello, impone su santa voluntad. O el señor Bonsor y su mujer Ettie: Bonsor es el político emergente para quien trabaja Patricia, un hombre bonachón y sin realmente aspiraciones políticas. Ettie es una víbora que empuja a su marido a presentarse a las elecciones para poder medrar ella socialmente. Junto a ellos, tenemos al padre de Ettie, uno de los personajes más entrañables de la novela: rico pero muy sencillo, es un auténtico cielo. Y, por supuesto, el coronel Bowen, el hombre que se encuentra cenando solo en el restaurante al que va Patricia y que le va a seguir el juego, quedándose encandilado con la forma de actuar de una mujer tan fuera de los convencionalismos sociales que imperan en su sector de la sociedad.

La historia transcurre de forma previsible; una vez que se plantea la situación principal ya nos imaginamos cómo va a terminar. No nos equivocamos. Pero da absolutamente igual porque lo importante es el camino que deberemos transitar para llegar a ese final, un camino divertido y entretenido que nos hará pasar un buen rato lector.

Jenkins hace gala de un estilo pulcro y cuidado, ácido en el fondo pero humorístico en la superficie. El libro se lee de forma sencilla (no hay que tener miedo a los clásicos) y fluida y deja muy buen sabor de boca

Y qué decir de la edición de Época. Cuidadísima como siempre, sus libros son una auténtica joya. Y éste, que es ilustrado, es de los más bonitos. Las ilustraciones son preciosas, tipo belle Époque. Como siempre, viene en tapa dura con sobrecubierta, con un lazo de punto de lectura y acompañado de un marcapáginas y una lámina réplica de la ilustración de cubierta.



Conclusión final

Una vez más, la editorial d’Época me ha descubierto una novela y un autor que no conocía y que me han gustado mucho. Una comedia crítica y divertida que seguro que os hará pasar un buen rato

Podéis comprarla en Popular libros


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